Árabes - Información General - Sitios Interesantes

El origen de ésta raza milenaria se ubica en la zona del desierto del Nedjed en Arabia, hace miles de años. Allí se conservó como raza pura, a través de los siglos por la sabia y aguda observación de los pueblos nómades, que habitaban la Península Arábiga. Ellos fueron de los primeros en aplicar un concepto de cría y selección sobre la base de pedigríes, familias y corrientes de sangre. Buscaban que sus caballos fueran puros de origen y de la resistencia y velocidad en las batallas, dependía la seguridad y la vida del jinete.

Criados desde sus orígenes en climas áridos, arena y viento, hizo del árabe un caballo sumamente rústico y adaptable a distintos climas y condiciones.

Ya desde sus orígenes ligado al nómade y su familia, eran las yeguas, sus cabalgaduras preferidas al salir a guerrear, ya que relinchaban menos que los padrillos al avistar el caballo del enemigo, evitando de esta manera ser descubiertos por éste. Los potrillos permanecían con las mujeres e hijos y por las noches eran las yeguas las que tenían el derecho de dormir con el nómade y su familia en las tiendas, como lo retratan tantas litografías del siglo XIX. Allí las alimentaban con dátiles y leche de camello entre otros.

Siglos de convivencia sumamente estrecha con el hombre han hecho del caballo árabe un real amigo del hombre al cual no temen, ya que no conocen el castigo, pues su docilidad nata es una de sus características.

Desde siempre fue un excelente caballo de silla, sumamente inteligente y dócil. Hay que recalcar la docilidad ya que su cabeza erguida, ollares dilatados, ojos brillantes y paso altivo ofrecen una imagen temperamental. Su mansedumbre y disponibilidad simplifican la tarea de la doma, ya que se hace a un lado la brutal palenqueada, el repetido uso del rebenque o las tiradas de la boca con cadena. Para el caballo árabe ser montado es natural y es desde el primer día una amistad creciente y duradera.

Todas las cualidades genéticas altamente transmisibles, han tenido una notable influencia en todas las demás razas hasta hoy conocidas. Además han sido la base del Sangre Pura de Carrera, Percherones, Anglo Normandos, Cuarto de Milla, Morgan, Lipizzanos entre otros e inclusive del caballo criollo argentino, pues los primeros caballos que trajeron los Conquistadores traían influencia de ocho siglos de dominio árabe en la Península Ibérica. Por ello al árabe se lo llama el padre de todas las razas, ya que es la única raza auténticamente pura, sin cruzamientos. Algunas de las razas que se formaron son más veloces, más grandes, saltan más alto, pero ninguna posee su belleza, carácter, ni su estampa o distinción inigualable.

¿Cuáles son sus características?
Lo que más llama la atención es su belleza, armonía y el equilibrio de sus formas. Los machos tienen una alzada promedio de 152cm y las yeguas 150cm, aunque actualmente existe la tendencia de buscar animales de mayor porte, sin por ello alejarse de los estándares de la raza.

Su cabeza es corta de frente ancha y perfil cóncavo, inmediatamente por debajo de los ojos. Éstos son grandes, oscuros y expresivos. Sus orejas son finas y cortas, terminando en punta hacia dentro, como media lunas. Su cuello es largo, flexible y elástico. De lomo amplio y ancho, ideal para la montura o recado. La cola la lleva bien erguida - en alto en todo momento y su porte es importante, como la forma de llevar la cabeza en alto, siendo éstas características innegables de la raza árabe. El cuerpo tiene costillas ampliamente arqueadas, tienen 17 pares a diferencia de las otras razas. Patas y manos son firmes, con tendones visibles, secos por tener un subcutáneo sumamente delgado. Los cascos son muy duros. Su piel es sumamente fina y suave. Los pelajes, tordillos, alazanes y la gama de los zainos.

La acción del árabe es de paso elástico, casi felino. El trote con una acción especial por la forma de sacar las manos. El galope es suave y velocidad, con una notable libertad de movimientos. Todo ello le da un porte soberbio y de calidad.

¿Su uso?
Es un caballo versátil por excelencia. Se lo utiliza, ya no para la guerra, pero su velocidad es vista en los hipódromos, su resistencia en competencias de 30-50 o más kilómetros, cabalgatas de paseo, trabajos de campo, crianza de árabes puros, mejoramientos de otras razas, o simplemente para disfrutarlo en su jardín o chacra.

En la actualidad se cría en el mundo entero y ello ha llevado por diferencias climáticas, de alimentación, parámetros de crianza, al origen de distintas líneas fenotípicas: la original egipcia, la inglesa, polaca, rusa, española, Gainey e inclusive hay una llamada Ayerza, pues descienden de los caballos importados de Arabia 1892 por Hernán Ayerza. Todas ellas con características bien definidas, pero todos son caballos árabes puros.